viernes, 4 de septiembre de 2015

Callejeando

El hombre de la arena, la poupée y "Eufònic". 
Arte atrevido en tierras del Ebro


El hombre de arenaFederico del Barrio.
Edicions Ponent (2010).
   "Seguro que estaréis inquieto porque no escribo desde hace mucho, mucho tiempo. [...] Pero, ¡cómo escribiros en el estado en que me hallo!... ¡Me ha sucedido algo espantoso! (Inicio de la carta de Nathnael a Notalio, El hombre de arena (1817), de E.T.A. Hoffman). El protagonista narra más adelante: "Mis ojos se encuentran con los suyos, y observo, poseído de asombro, a la vez que de temor,que sus pupilas carecen de mirada, mejor dicho, que aquella mujer duerme con los ojos abiertos." Es Olimpia, un autómata inanimado y maldito que lo lleva a la locura. 
La Muñeca (1933).Hans Bellmer.  
Simulacro de mujer, 140 cm, 
de papel pintado y pegamento.
  Hans Bellmer (Katowice, 1902-París 1975), impactado tras una representación del cuento, esculpe en escayola, un cuerpo femenino descoyuntado, de tamaño real, visitando conceptualmente el masoquismo, el sadismo y el fetichismo. 
La poupée
Otra versión de Hans Bellmer.
   La Die Puppe (La Muñeca) fue etiquetada y censurada por los nazis, llamándole "arte degenerado". Bellmer pretendió criticar la obsesión de aquellos por el cuerpo perfecto e inútil. Para los surrealistas fue musa; ruptura con lo anterior; psicoanálisis puro por los sentimientos contradictorios sobre erotismo, sensualidad y muerte.
Apuntes de Mech
sobre el texto de Hoffman.
   Cuentos, historias, belleza, muerte, política o belleza empapan la creación de los artistas. Eso ocurrió con El hombre de la arena, Jan Mech (Alemania, 1974) sucumbió a esa historia y generó su instalación sonora Trenes y Pájaros, Pájaros y trenes, para el primer viaje por el Festival Eufonic, Arts sonores i visuals a les terres de l'Ebre (3-6 septiembre)
Trenes y pájaros, pájaros y trenes.
Jan Mech.
   Silencios rotos intermitentemente con el cri-cri de los grillos, mientras los raíles del tren peinan en trenza al molino de aceite recién restaurado en Ulldecona (Tarragona). Dentro, los azulejos rojos y blancos suelan pasillos angostos donde antaño hubo un trajín de prensas y canales por donde fluía el oro verde.    
   En lo alto del silo, ahora diáfano bajo los triángulos de hierro de su vigaje, parecen haber anidado cientos de pájaros hasta que, de repente, los latidos de tren sobre los raíles resuenan como el trajín de rápidos convoyes reales que hacen silbar las ramas y hojas de las palmeras. Los altavoces, diseminados por la sala, superponen pájaros y trenes, percusión y violines, llegando a crear una distorsión sensitiva que dificulta discernir la realidad de la creación, la paz con la angustia.
Valley Of Uncanny 01. Vibeke Bertelsen.
Banda sonora: Zack Chist
   Unos kilómetros más arriba, hacia el Ebro, en Amposta, antes de cruzar la puerta del Centre d’Art Lo Pati, un mimbre de mujer habla sola, casi con mimo, a una sombra y en su falda salta un niño. “Es el manicomio”, apunta Oriol. Enfrente la sala con instalaciones que reproducen los viejos almacenes de pólvora con la que se deshacían nubes de tormenta sobre los campos. 
point.line.plane: 3 Studes after Kandinsky.
Composición y música: Dennis H. Miller.
   Montajes audiovisuales inquietan con el ritmo, apuntan otros mundos no imaginados y conceptos de ficción de las ideas surgidas en pleno Delta. Rayos de una tarde de primavera, punto, línea, plano y dimensión alterada… “En San Jaume los acogemos durante unas semanas en la Residencia. De allí surgen estas creaciones. Son elegidos de todo el mundo”. 
   Al continuar la ruta del Festival, ascendemos el Ebro por su diestra, hasta el castillo de Miravet. En el pórtico de la Iglesia diáfana, al lado del refectorio, la cortina vuela como la capa-hábito de un monje-soldado del Temple. Sonidos acarrean el ritmo espasmódico de luces que cruzan el arco del altar desnudo. 
La Llum de Miravet. Playmodes.
   La música se mece, a ratos, en el lecho del Ebro rezongándose en el meandro bajo la muralla, se tiende como un perro fiel al dueño de la espada. A un tiempo juega con colores y formas que silban entre piedra gris, figueras milenarias y olivos rugosos y señores.
   Hasta que, como el río, desembocamos en la linde de San Carlos de la Rápita. El ojo de la Foradada del Montsià nos ve arribar al Museo del Mar. 
Últim esforç rural II. Bosch & Simons
  Toneles con cañas producen una percusión de zambomba gigante, arrítmica pero continua y variable: viento, golpe y silencio de los arrozales. 
  En el piso superior, las barcas crujen al oleaje de la mar tigre. Las caracolas se montan a las redes y repiten al eco de tanta percusión inhóspita, trágica, merodeante, loca. 
   Desde hace unos días, como en aquellos entornos, saltan sonidos en parques, mercados, otras iglesias y La Pensió. Tras la algaravía de tanta sorpresa visual y sonora, sentimos que es hora de cerrar los ojos para digerir lo quizás onírico, o también abrirlos en par, y estar atentos a la Vanguardia que representan estas instalaciones y composiciones musicales, bajo el prisma de la experimentación. Quizás descubramos que nos traen fogonazos de lo que está aún por venir; sin duda con que generen sentimientos universales, al tiempo únicos, o extraños, al espectador. Una puerta abierta a lo desconocido para muchos que merece la pena cruzar y encontrarse en tierra con ese lunático umbral.
   Adéu.

Eufònic:http://www.eufonic.net/blog/